viernes, 8 de abril de 2011

Espino blanco (Crataegus monogyna) en la terapéutica cardiovascular

Existe un interés creciente por conocer el papel que la sumidad florida de espino blanco puede desempeñar en el tratamiento de algunas enfermedades cardiovasculares. Tiene actividad inotrópica positiva, pero a diferencia de otros inotropos positivos, prolonga la duración del periodo refractario, lo cual le confiere un teórico efecto antiarrítmico o al menos no proarrítmico. Se ha observado también un incremento del flujo sanguíneo coronario y disminución del consumo de oxígeno en el miocardio. Además tiene un efecto antiinflamatorio debido a inhibición de la elastasa leucocitaria, fosfolipasa A2 y del sistema del complemento, así como la modulación del factor de transcripción N F -κB. El espino blanco puede ejercer, por tanto, un papel favorable en la aterotrombosis. Según varios estudios amplios y controlados en humanos el espino blanco añade beneficio al tratamiento de la insuficiencia cardiaca.

Efectos adversos

El espino blanco es una droga con un perfil de tolerancia excelente. En los ensayos clínicos publicados no se han comunicado efectos adversos relevantes. En general estos síntomas han sido ligeros o pasajeros. La FDA (Food and Drug Administration) de Estados Unidos no reconoce ningún efecto secundario relevante cuando se administra sólo, sin combinación con otras drogas vegetales. En animales, dosis mayores han producido sedación, hipotensión y arritmias.

Interacción con otros fármacos y precauciones

El espino blanco es muy bien tolerado por los pacientes, sin evidencia de interacciones farmacológicas significativas. No obstante, no se han realizado estudios específicos. Aunque se han descrito interacciones farmacodinámicas con otros fármacos inotrópicos o vasodilatadores en libros de fitoterapia, no se han comunicado estos efectos en los ensayos realizados. La interacción descrita más conocida es con la digoxina. Supuestamente ocasionaría un efecto farmacológico tóxico aditivo, ya que ambos fármacos bloquean la bomba sodio-potasio. Sin embargo, en un reciente estudio en individuos sanos, no se observó interacción aditiva a las dosis habitualmente empleadas. De forma cautelar, parece conveniente no utilizar preparados de espino blanco en pacientes con tratamiento anticoagulante oral ya que no se han realizado estudios con esta asociación. No se conoce tampoco si el espino blanco modificaría la metabolización de otras drogas a través del citocromo P450 y por tanto las posibles interacciones farmacológicas a que pueda dar lugar. Por las razones mencionadas, dado que aún no están claras sus interacciones, el empleo de esta droga en pacientes con cardiopatía, que además reciben otros fármacos, debería realizarse bajo supervisión especializada.

Conclusiones

Tras el repaso exhaustivo de las acciones farmacológicas queda claro que existe un amplio abanico de posibilidades para su empleo en humanos, pero para que el espino blanco pueda llegar a ocupar un lugar en el arsenal terapéutico empleado en Cardiología se necesitan estudios amplios, cuyos objetivos finales sean, no sólo mejoría sintomática, sino también disminución de las complicaciones cardiacas letales.

El espino blanco reúne una serie de compuestos químicos naturales que pueden aportar beneficios en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, siempre en combinación con otros fármacos que ya han demostrado mejoría pronóstica. Por ello, sólo deberá emplearse después de la realización de un correcto diagnóstico de la patología cardiaca concreta y tras la optimización terapéutica médica o intervencionista oportunas.

Ver artículo completo en:
http://www.fitoterapia.net/revista/pdf/R.D.F%204.1%20005-%20021%20ESPINO%20BLANCO.pdf